jueves, 24 de enero de 2008

GITANAS

Mi primer encuentro con las gitanas ocurrió hace 7 años. Recuerdo que me arrinconaron contra una pared y comenzaron a decirme cosas que apenas lograba entender. El miedo o la ingenuidad hizo que en un momento yo sacar la billetera y me fijara si tenía alguna moneda. Billetes no tenía y solo me quedaba un peso. Me dijo que se lo prestara y no se que le susurró a mi preciado metal, pero intuí que no lo volvería a ver. A gran velocidad le arrebaté la moneda y huí al galope excusándome con que esa moneda era para comprar el cospel para volver a casa.

Años mas tarde me acorralaron nuevamente. Pero esta vez no tuve escapatoria. Fue cuando atendía un Kiosco. Vienieron unas gitanas con una pequeña gitanita que miraba las gaseosas con expresión de deseo. No se porque, pero le regalé una coquita de $0.75 (total no eran mías). La madre, supongo, se acercó para agradecerme y me regaló un botón rosa. Pero luego me pidió un billete o una moneda para desearme suerte, me dijo que luego me lo devolvería, pero no le creí. Me pidió entonces algo, lo que sea, y me señaló los atados de cigarrillos. Le di una etiqueta de Marlboro de 20. Le dijo unas palabras, me deseó buena fortuna y le metió un escupitajo que le tuve que regalar los puchos, ni loco los volvía a tocar, y ella lo sabía.
Nunca mas volví a caer en sus trampas. Comencé a temerles. Me cruzo de vereda cuando las veo desde lejos. O apuro el paso y les digo que estoy trabajando mirando el suelo, las gambeteo como Messi cuando me quieren detener. Por varios años las evité, hasta hoy:
Estaba en la parada el colectivo en mi barrio y las vi venir. Puse cara de distraído pero cuando quise darme cuenta ya estaba hablando con ellas. No me podía ir. Me dijo que viviría mucho, que tendría suerte y me quiso leer la fortuna. Me negué. Me dijo que me quería regalar algo y me acordé de aquel botón. Sacó una especie de carozo de mango seco, y me dijo que le ponga la mano encima. Me pareció sano. Luego me pidió que lo cubra con algún papel, le dije que no tenía, y ella muy “amablemente” me sugirió un billete o una moneda para cubrir el carozo. La miré a la cara y le dije: Nooooo!!!! Otra vez a mi nooo!!!!!. Di media vuelta y aguanté con la nuca y la espalda toda el peso de la maldición gitana que me echó en no se que mezcla de idiomas
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4 comentarios:

(andrea) dijo...

no te ofendas... te ven la cara estas minas, pero no sólo a vos! El verano pasado, en la terminal de un pueblo de esos en los que ves correr la bola de paja, con una amiga y dos mochilas, nos sacaron 50 mangos... en este tipo de viajes, la comida de dos dias...

besos!

Anónimo dijo...

Maldición Gitana no llega a ningun puerto.- Según mi papá, tenia una maldición de caer muerto cuando doblara en la primer esquina, él también por miedo "seguia de largo". Eso ocurrio a los 10 años y mi papá vivio hasta los 73, ¿habra doblado alguna esquina, en todos esos años?

Anónimo dijo...

carga una servilleta o papel de baño y si te la vuelven a hacer para k saques un papel ahi sta!!
y contestales con una linda sonrisita jajaja

Anónimo dijo...

Panipen gresité lerele lucue drupo, camble Ostebé sos te diqueles on as baes dor buchil y arjulipé sata as julistrabas, sos te merelees de bocata, sos ler galafres te jallipeen, sos panipenes currucós te mustiñen ler sacais; sos Cresorne te dichabe yesqui zarapia tamboruna per bute chiró, sos unga quesarelas romandiñao tucue rumi te sugerete ler nogués, sos manques sacaitos te diquelen ulandao de la filimicha, y sos menda quejesa or sos te buchare de ler pinrés y sos ler bengorros te liqueren on drupo y orchi balogando á or casinobé.



jajajajajajajaja!!!!