
Este año el celular me ha saturado. Mi Nokia 5070 cumplió con muchas funciones, sacó fotos para el blog, filmó, me dio horas de ocio con sus juegos, me entretuvo con su radio y me sirvió para trabajar también. Ambos nos cansamos la semana pasada. Yo de atender llamadas en la madrugada de clientes que necesitaban la grúa (y yo que culpa tengo, yo solo vendo los seguros) y el se cansó de mí. Decidí cambiarlo el año que entra, pero antes de poder hacerlo decidió lo peor y en un momento de distracción se suicidó arrojándose al inodoro del trabajo mientras me prendía el cinto. Me dejó todo el fin de año incomunicado, no pude recibir llamadas de clientes ni pude saludos ni ser saludado para las vacaciones.
Los primero días me sentía raro, como si me faltara un brazo, o poco menos. Pero después me acostumbre y hasta lo estoy disfrutando.
Ahora estoy mirando que comprar para el año que viene, y es por eso que miro los catálogos, pero de estos siempre se sale menos sabio que aburrido.
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