martes, 19 de febrero de 2008

MAMA:

No tenía ganas de escribir que estas fueron las peores vacaciones de mi vida. Tuve que cambiar los planes de atardeceres en la playa por las guardias en un Sanatorio en Capital Federal. Toda la primera semana cuidando a mi vieja a la espera de un doble trasplante de hígado y riñón. Toda la segunda semana ordenando la casa donde, desde ahora, solo vivirá mi viejo.
El trasplante no llegó y en su lugar llegó el dolor y la resignación de perder a varias personas en una. Porque mi vieja no era solo mi madre, era esposa, era hermana, era suegra, era prima, era amiga y era una mujer de 55 años que luchó hasta el final por vivir, pero por sobre todas las cosas, por ver feliz a su familia.
TE VOY A EXTRAÑAR MUCHO.

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