
Recuerdo eso y también cuando llegaba de jugar al fútbol y pasaba por la casa, abría la heladera y con total impunidad e ignorancia me comía las milanesas que estaban predestinada para su cena. Pero por sobre todas las cosas recuerdo su amor. Incondicional. La única manera que tenían ellos de comunicarse con nosotros. La abuela nunca me dijo que me había comido la cena, y nunca me acusaba con mi vieja. Mi abuelo nunca me dijo, cuando me llevaba al club, que daba asco jugando al fútbol. Estaban orgullosos de nosotros y nosotros de ellos, de ser los mejores abuelos del mundo. Son miles los recuerdos que se me pasan por la cabeza en este momento.
Un 31 de diciembre de 1997, perdí a mi abuelo. El y yo, solos a la orilla de un mar deshabitado por el frío. Me quedé con el cuerpo de mi abuelo en mis brazos, sin poder comprender que su corazón ya no latía, y que cuando me lo sacaran de mis manos no lo volvería a ver. Dolió como nunca nada me había dolido.
Esta mañana, 20 de Agosto del 2007, a 1200 kilómetros de distancia me avisan que mi abuela decidió ir a visitar a mi abuelo al cielo, y seguramente dejó dicho que nos espera allá, primero a mis viejos y luego a nosotros, con la fuente llena de papas fritas, la picada servida y el corazón lleno de amor.
Abuela: Gracias por haber sido tan buena, saludos al abuelo y nos vemos mas adelante.
1 comentario:
Hoy a pesar de la gran alegria por el casamiento de tu hermano (mi sobrino) me has dado otra que si bien lo tengo RE-CLARO es la confirmación de lo que le digo siempre a tu mamá: " Uds. sacaron dos veces la loteria, con los hijos que tuvieron" Gracias por ser como sos.-
Publicar un comentario