
No me sirve que me digan "lo siento mucho" una persona que realmente no lo siente, y lo peor es que se le nota, y mucho. Me sirve mas una palmada, una caricia, una mirada o un mail como el que recibí de un viejo amigo, lector silencioso de este modesto blog, que mostró una comprención y un apoyo que me hizo mucho bien.
Cuando hay ausencias de este tipo, inevitablemente comienzan a aparecer presencias, algunas deseadas, otras no tanto y otras que te dan ganas de decirle en la cara un montón de cosas, que incluso no vienen al caso.
La muerte es lo único seguro que tenemos desde el día en que nacemos. No debería doler tanto algo que es tan predecible, pero sinembargo, el tiempo, que todo lo cura, es el que también te encariña y te aferra a las cosas que mas tarde te cuesta tanto desprenderte.
La muerte solo hace su trabajo. A veces se equivoca, pero generalmente cumple con los escalafones y con ciertos paramentros de tiempo que hace que algunas despedidas sean menos traumáticas que otras
El dolor siempre esta. El especio que deja la muerte no es reemplazable, pero algunas presencias, las menos pero las mas importantes, se hacen sentir en el momento indicado y ayuda. Y mucho.
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