
Volviendo a las vivencias en el Dto, no quiero dejar de nombrar al flaco del Cuarto piso. Lo conocí porque se tomó el trabajo de dejar una nota de repudio sobre la moto de un compañero de estudio que hice pasar al edificio. Al principio, por sus palabras pese que se trataba de la señora que me cruzo en el ascensor, pero me parecía raro. Al final tuve el honor de conocerlo en persona, cuando me espero hasta las 2 de la mañana cuando salía increpando de mala manera. Las palabras se pueden usar de tantas formas agradables e ingeniosas, o salir todo lo contrario, y salir de un tipo que vive en mi edificio, vive en el cuarto piso y habla como si se hubiese tragado a sus abuelos profesores.
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