jueves, 20 de noviembre de 2008

UN KILO DE FRUSTRACIÓN


Encontrar una metáfora de la vida puede ser tan fácil como caer en la chabacanería o la ridiculez. Mi psicóloga me viene diciendo que tengo que aceptarme tal cual soy, por lo que voy a arriesgarme... no a parecer un idiota, sino a que se den cuenta.

Debajo de mi departamento tengo una verdulería. En realidad es una gran verdulería, con una gran variedad de frutas, verduras, hortalizas y afines. Por comodidad uno siempre cae ahí, pero además tiene buen precio y quejarme de la calidad sería omitir información.

La calidad de la mercadería es, digamos 8 puntos por ponerle una calificación, por lo que todo cierra para concluir que es la mejor opción a la hora de comprar.

Pero existe un problema con esos dos puntos que le faltan para ser excelente.

Las pocas cosas que no tienen buena calidad, tienen muy mala calidad, pero además es justo lo que estoy necesitando en ese momento. Vamos con un ejemplo: Tengo la carne cortada, lista para poner en la plancha, el puré esta terminándose y bajo a comprar unos tomates y unas lechugas para la ensalada. Llego, miro, busco y el tomate tiene una especie de acné terminal. Pozos negros que llegan hasta el corazón del mismo, y la lechuga, para no ser menos, parece tener hepatitis. Amarilla, lánguida y con las puntas quemadas. Miro los otros cajones buscando que algo me de una explicación. Pero el zapallo parecen pintado, el brillo de las manzanas me encandila y las cebollas me invitan a llorar mientras me muestran su belleza. Pero yo necesito tomates y lechuga.

Otro ejemplo. Treinta y nueva grados de calor, tengo leche bien fría en la heladera, hielo, solo me faltan unas bananas, frutillas o duraznos para hacer un licuado. Y bajo con esas tres opciones, dándole una oportunidad al destino de apiadarse de mi. Las bananas están verdes, las frutillas podridas y de los duraznos no voy a hablar porque alguien impresionable puede estar leyendo.

Y así me ha pasado mil veces desde hace 8 meses.

La idea es bajar, llegar a la verdulería con la mente en blanco y esperar que la inspiración culinaria aparezca en el momento de la observación, para poder amoldar el recetario a lo que se encuentre en mejor calidad en el momento de la compra.

Pienso: Acaso esto no es una metáfora de la vida? Acaso la vida no te muestra bellezas inalcanzables, o te da “equis” cuando vos buscas “y”? Acaso en la vida no hay que amoldarse continuamente a las cosas lindas que nos da, aunque nosotros busquemos otra cosa?

La verdulería es linda, aunque esta muy descuidada y nadie hace nada por mejorarla. Acaso esto no se parece a la vida?

1 comentario:

LA GORDA dijo...

a mi me gustan los gramos...
te invito a www.diariolagorda.blogspot.com
un diario no para cualquiera...