lunes, 2 de junio de 2008

EL SUEÑO

Un día Roberto Tisera soñó que se despertaba mas temprano que de costumbre con el olor de la manteca derritiéndose sobre las tostadas que le había preparado su mujer antes de irse a trabajar. Sobre el mate había una nota que decía: “Hay agua caliente en el termo. Te amo Roberto. Con amor: Marta”. Se tomó unos dulces y se fue a su empleo. Cuando llegó todavía no había nadie, así que se sentó a esperar en la escalera del negocio. El segundo en llegar fue el jefe, y lo felicitó por la puntualidad. Al llegar la totalidad de los empleados los juntó a todos en el salón y pidió un fuerte aplauso por Roberto, el mejor vendedor de zapatos del local, además de ser un león en la venta era el empleado mas puntual.

También soñó dentro del mismo sueño que ese día vendía lo que quería. No le alcanzaba con los clientes que entraban al local, sino que salía a la puerta y con un simple discurso convencía a cualquier peatón que entrara y comprara zapatos, medias y cintos haciendo juego.
Al mediodía el jefe lo invitaba a almorzar al bar de la esquina y le pedía el menú ejecutivo. Entre elogios y elogios le prometió un ascenso, un aumento inmediato y que se tomara el resto del día, ya había echo mucho por hoy.

Roberto, caminado bajo un radiante sol de otoño con la camisa fuera del pantalón, volvía a su casa y se dormía una siestita y soñaba.
Soñaba que estaba soñando que se levantaba mas tarde que de costumbre con el viento que se metía por la puerta abierta que había dejado su mujer esa madrugada al abandonarlo. Una nota sobre el mate decía: “No te quiero mas, me voy a lo de mamá”.
Salía apurado y llegaba tarde. Ya estaban su jefe, todos sus compañeros, y algunos clientes, y su jefe no perdía la oportunidad para regañarlo frente a todos por el retraso y de paso hacerle notar que sus ventas venían cayendo desde hace cuatro meses.
También soñó dentro del mismo sub-sueño que no vendía nada. Los clientes le pedían talles o colores que no tenía y todas las posibles ventas se caían por alguna razón.
Al mediodía el jefe se iba a almorzar solo, no sin antes decirle a Roberto que debería quedarse una hora mas haciendo tareas de deposito por haber llegado 20 minutos tarde.
Antes de irse pasó por la oficina para disculparse con su jefe, y prometerle que no iba a volver a repetirse. Su jefe sin levantar la vista de sus papeles le dio el telegrama de despido en mano y le dijo que pasara el jueves a cobrar los días trabajados.
Roberto, corrió hasta su casa bajo una torrencial lluvia y viento, y llegó de noche. La casa estaba fría y sola. Lloró un rato en la cocina, se bañó y se fue a dormir.
Un par de semanas mas tarde descubrieron el cuerpo de Tisera colgando de una cuerda en el fondo de su casa. Una vecina sintió un fuere olor nauseabundo en la casa de Roberto. Según la señora, vivía solo desde siempre, no trabajaba nunca y había ocupado esa casa por mas de 20 años. Sobre el mate, los oficiales de la policía descubrieron una nota que decía: “La vida es un sueño. Los sueños son una pesadilla. Estoy ahorcado en el galponcito. Roberto”.

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