EL SEGUNDO DE AMNESIA

Amo despertarme antes que suene el despertador. Tranquilo, en paz y muy cómodo, disfruto de ese segundo de amnesia. Ese fugaz mundo donde no hay rencores ni orgullo, no hay resentimientos ni sed de venganzas y no hay tristezas. Lamentablemente es solo un segundo, y luego comienzan a caer los recuerdos uno atrás del otro como puñalada de manco.
He estado entrenando, en vano, poder prolongar ese segundo de manera natural, es decir, tan solo con el poder de la mente, sin la ayuda de dogas o alcohol, pero es imposible.
Entonces, al igual que en el arte culinario, cuando algo no se consigue se sustituye por otras cosas que le den la misma apariencia.
Es por eso que desde el lunes voy a tratar de vivir sin pasado. Sacarme los clavos oxidados que llevo siempre clavados. Sacarme el rencor para perdonar a personas que me hirieron y guardarme el orgullo para poder pedir perdón a las personas que lastimé. Voy a beber de este vino del olvido, para embriagarme con él, el resto de mi vida.
Porque para vivir hacen falta muchas cosas, pero sobra lo que no existe mas, y lo que hay que tratar de eliminar es el rencor, los celos, la venganza, el orgullo y el resentimientos para que ya no exista en nuestra vida. Quizás no podamos eliminar la tristeza, porque no depende exclusivamente de nosotros, pero a la mañana cuando despertemos, si no tenemos todas estas cosas que nos caen como baldes de agua segundos después de despertar, podremos aprovechar este amnesia para empezar de nuevo, algo así como una oportunidad.

Inspirado en: Lo que no existe mas (Andrés Calamaro)