domingo, 16 de marzo de 2008

SE TERMINO EL VERANO

A fines de noviembre o principios de diciembre se saca del galpón la gran pileta estilo pelopincho. Se comprá el telgopor que hará de base para cuidar la lona, se compran las pastillas de cloro y se busca por todos lados el plástico que cubrirá la pileta el los momentos que no se utiliza, para que el agua permanezca lo mas limpia posible.
Una vez que se consiguen todos los elementos se comienza con el ritual del armado. Caños, patas, bases y esquineros se colocan en la posición correcta, y son ajustadas con tornillos, tuercas y con toda la alegría e ilusión de comenzar el verano con el remedio justo para los días de calor.
Pero en algún momento el agua se vuelve turbia y hay que limpiarla, no sin antes estirar ese momento sacando la mayor cantidad posible de insectos, hojas, palitos y demás porquerías flotantes. El día de limpieza es una mezcla de enojo y alegría, porque hay que hacerlo para poder volver a disfrutarla otra vez con el agua transparente.

Los días de calor se van yendo y la pileta queda ahí. Ya esta sucia, pero no importa porque ya no están los días para baños… y se dilata el desarmado por días, semanas y hasta meses. De solo pensar que hay que limpiarla, secarla, entalcarla, doblarla y guardarla hasta el verano siguiente, te deprime. Pero hay que hacerlo, para poder el año siguiente volver a usarla y que este en perfectas condiciones. La pileta Pelopincho es como un buen actor: Te ilusiona, te divierte, te hace reír, te amarga y hasta te puede hacer llorar.

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