viernes, 25 de mayo de 2007

TE ROMPO EL ORACULO

En mi vida solo asistí dos veces a que me tiraran las cartas. Generalmente cuando uno esta en una crisis, ya sea de salud, dinero o amor, recurre a estas últimas instancias con el afán de que a uno le digan que se les van a solucionar los problemas.
En la primera oportunidad no acertó ni una. Todas sus preguntas recibían un rotundo NO de entre mis labios. Al final pensé que era yo quién estaba negado, y mi vidente le echó la culpa al loro que no paraba de pedir papa.
En la segunda oportunidad fui de mala gana y por el mismo motivo: la falta de trabajo. Esta vez parece que estaba un poco mas concentrada o tenía uno de sus días porque por lo menos algunas cosas adivinó. De todas formas solo se cumplió una de sus profecías y no es por desalentarla pero creo que igual se hubiese cumplido. Conseguí trabajo.
En Febrero mi mujer fue a ver a una señora que tiraba unas cartas raras, y volvió sorprendida. Le adivinó todo el pasado, le marcó los problemas con precisión quirúrgica revelándole secretos íntimos que solo nosotros dos conocíamos. Pero metió una ficha negra que complicaría las cosas.
Pronosticó que yo iba a conocer una chica en mi nuevo trabajo y esta compañera intentaría seducirme al punto tal que yo cedería a mis mas bajos instintos.
A partir de ahí comenzaron problemas entre nosotros. Ella esperaba que yo la engañara y yo buscaba a la mina para cortarle el rostro. Es muy largo el calvario que atravesamos como para trascribirlo, solo vale aclarar que la cosa por momentos se puso muy tensa, casi llegamos a la separación pero luego de 3 meses puedo decir sin temor a equivocarme que logramos salir de esta, que fue sin dudas la peor de las crisis en estos 6 años y medio.
Como toda mala experiencia, enseña más que las buenas y los conocimientos te acercan al camino de la madurez.
Aprendimos que la vida te pone día a día varios caminos a seguir. Y siempre hay que transitar por el mas largo, el mas arduo y difícil pero que es también el mas seguro. Los atajos solo te desvían del camino y las señales siempre son equívocas. No sabemos en que momento daremos un mal paso, pero que sea nuestra decisión y no la de una vidente. Seamos responsables de nuestros actos y dejemos los oráculos para la edad media.

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